jueves, 8 de diciembre de 2016

Inteligencia Emocional

Daniel Goleman causó impacto en 1995 con su obra Inteligencia emocional, que ha sido un best seller en diversos países. Sin embargo, el término de inteligencia emocional no lo crea Goleman, sino que procede de Salovey y Mayer (1990).

“La inteligencia emocional consiste en la habilidad de manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones”. Salovey y Mayer (1990), Goleman recoge este concepto y lo divulga.

Para Goleman, la inteligencia emocional es un concepto que amplía la significación incluyendo la habilidad para motivarse y persistir frente a las frustraciones, controlar impulsos y demorar gratificaciones, regular los estados de humor, evitar que las desgracias obstaculicen la habilidad de pensar, desarrollar empatía y esperanza. En opinión de Goleman,D (1996), el CE (coeficiente emocional) puede sustituir en un futuro al CI (coeficiente de inteligencia) que ya lleva cien años de existencia. Este planteamiento se basa en que la inteligencia es una meta-habilidad, que determina en qué medida podremos utilizar correctamente otra habilidades que poseemos, incluida la inteligencia. Coincidiendo con Shapiro, L.E. (1998) la inteligencia emocional es, pues, una de las habilidades de vida que deberían enseñarse en el sistema educativo.

Para Goleman, Daniel (1997) la inteligencia emocional consiste, de forma más concreta en:

·         “Conocer las propias emociones”: Tener conciencia de las propias emociones es la competencia emocional fundamental sobre la cual se construyen las demás, incluidos el auto−control. Es necesario distinguir entre conocer las propias emociones y el controlarlas. En la medida en que uno percibe que tiene emociones negativas que le desestabilizan tiende a actuar para cambiarlas. De esto se deriva la importancia de potenciar el desarrollo del vocabulario emocional desde el sistema educativo.

·         “Manejar las emociones”: El equilibrio emocional es el objetivo fundamental de este punto. Aunque desde la perspectiva de la educación emocional lo que interesa es el control de las emociones, no se puede perder de vista una concepción más integradora como nos afirma Segura, M, Arcas, M (2003). Es desde esta perspectiva integradora que vamos a referirnos al autocontrol. Entre las formas de manejar las emociones negativas están las siguientes: reestructuración cognitiva, relajación, ejercicio físico, diversiones, tener éxito, ayudar a los demás.

·         “Motivarse a sí mismo”: Lo que realmente se necesita saber, desde el sistema educativo, es si un individuo seguirá adelante cuando se encuentre con dificultades, fracasos y frustraciones, de acuerdo también a Salmurri, F, Blanxer, N, en R. Bisquerra (2002). Programa para la educación emocional en la escuela Motivarse a uno mismo está relacionado con la inteligencia emocional en el sentido de que las emociones son un factor de motivación.

Algunas sugerencias de cara a la automotivación son las siguientes: control del impulso, optimismo y esperanza, saber reconocer las emociones de los demás, Titchener utilizó por primera vez la palabra empatía en los años veinte haciendo de uso de esta palabra también Vallés, A. (1998). Autoconcepto y autoestima. Madrid: Escuela Española. La empatía se construye sobre la toma de conciencia de sí mismo (cuanto más abiertos estemos para captar nuestras propias emociones, más fácil nos será reconocer las de los demás y consiste en comprender lo que otras personas sienten en diversas situaciones.

El Informe Delors (UNESCO 1996), concluye que la educación emocional es un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional. La educación emocional tiene como objetivo ayudar a las personas a descubrir, conocer y regular sus emociones e incorporarlas como competencias

EDUCACION EMOCIONAL

Algunos de los objetivos de la educación emocional a modo de ejemplificación son:
-Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones.
-Identificar las emociones de uno mismo y de los demás.
-Denominar a las emociones correctamente.
-Desarrollar la habilidad para regular las propias emociones.
-Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas.
-Desarrollar la habilidad de automotivarse.
-Conseguir una actitud positiva ante la vida.

Por último, la educación emocional, en todos estos aspectos, prepara a las personas para la adquisición y asimilación de estrategias. En este proceso de educación deben intervenir como ya he dicho anteriormente la familia, la escuela y el propio entorno, con el objetivo de favorecer el desarrollo de un individuo autónomo, crítico y capaz de mantener buenas relaciones.

Cinco destrezas imprescindibles.
Bisquerra, D, (2009) sostiene lo siguiente:

Mejorar nuestra inteligencia emocional pasa por dominar cinco habilidades fundamentales, las denominadas COMPETENCIAS EMOCIONALES:

-Tener conciencia emocional; poder reconocer las emociones y sentimientos que nos afloran.
-Lejos de reprimir estas emociones, hay que saber regularlas ante situaciones tanto favorables como adversas.
-Empatía, de saber ponerse en la piel de los demás y comprender sentimientos ajenos.
-Habilidades sociales, el saber tratar con quien nos rodea y establecer lazos sanos y duraderos.
-Habilidades que promueven la construcción del bienestar personal y social.

EMOCION:

Etimológicamente, el término emoción viene del latín emotĭo-ōnis que significa el impulso que induce la acción.

En psicología se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y relaciones de la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna función fisiológica como reacciones faciales o pulso cardíaco, e incluye reacciones de conducta como la agresividad, pasividad o asertividad.

Robert Plutchik identificó y clasificó las emociones en el año 1980, propuso que los animales y los seres humanos experimentan 8 categorías básicas de emociones que motivan varias clases de conducta las cuales pasaré a mencionar:
1. Temor,
2. Sorpresa,
3. Tristeza,
4. Disgusto,
5. Ira,
6. Esperanza,
7. Alegría y
8. Aceptación

Cada una de estas nos ayudan a adaptarnos a las demandas de nuestro ambiente aunque de diferentes maneras.

Según Plutchik, las diferentes emociones se pueden combinar para producir un rango de experiencia aún más amplio:
-La esperanza y la alegría, combinadas se convierten en optimismo;
-la alegría y la aceptación nos hacen sentir cariño;
-el desengaño es una mezcla de sorpresa y tristeza.


“No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones”. (Jorge Bucay)

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